Pocos lugares de Uruguay combinan tan bien la costa y el ecoturismo. Jaureguiberry fue concebido como un gran Parque Balneario a orillas del mar: en 1937, sus más de mil hectáreas de arenas desiertas fueron forestadas con cientos de especies exóticas. Hoy, sus 400 residentes tienen como máxima la preservación de este santuario natural.
La playa de “Jaure” (como le dicen los lugareños) es de las más deslumbrantes de la Costa de Oro, lo que se explica por su cercanía con el Océano Atlántico (es la última playa de Canelones, limitando con Maldonado). Mar abierto, olas fuertes muy atractivas para el surf y grandes extensiones de arena blanca con médanos firmes marcan el paisaje de la costa. Como marco visual, los cerros azulados de Piriápolis.
En Jaureguiberry los deportistas acuáticos se sienten en el paraíso. No solo está el oleaje magnífico del Río de la Plata, sino además las aguas tranquilas del Arroyo Solís Grande (con su propia playa), que desembocan en el mar separando Canelones de Maldonado. Allí hay un pequeño puerto deportivo para los que quieren salir a navegar. Las travesías hasta el otro lado del arroyo (donde está el Balneario Solís) son un clásico del lugar. La desembocadura del Solís es un punto excepcional para pesca, con buen pique de pejerrey, burel, sardina, lenguado y corvinas.
La naturaleza se respira en los propios frentes de las casas, todas en terrenos agrestes y sombreados. Las calles son de tierra y hay unos pocos comercios que abastecen a los veraneantes de servicios básicos. Uno de los mayores emprendimientos turísticos del lugar es el complejo de Pueblo Suizo, un pequeño balneario ubicado en el kilómetro 77,500 de la Interbalnearia. Allí hay bungalows con servicio hotelero de alta categoría y un Restaurante suizo-alemán abierto al público todo el año (de viernes a domingo), con menú a la carta, pizzería y salón de té.