Situada en el corazón de la Ciudad Vieja, la Plaza Zabala evoca un rincón de París, rompiendo con el diseño tradicional en damero de las ciudades coloniales españolas. Tiene gran valor histórico, ya que ocupa el antiguo predio del Fuerte de San Felipe, construido por Bruno Mauricio de Zabala, fundador de la ciudad. En honor a Zabala es que en 1890 se edificó esta plaza, una de las más lindas de toda la ciudad.
La estatua en el centro de la plaza, obra del español Lorenzo Coullant Varela también está dedicada a Zabala. Varias particularidades distinguen a la Plaza Zabala entre las demás plazas montevideanas: sus canteros ajardinados de estilo europeo, la verja que la rodea, el portón que se cerraba antiguamente a las 22, su disposición girada, los edificios de inspiración francesa a su alrededor. Entre estos edificios está el Palacio Taranco, el más lujoso de su época.
La plaza es visitada todos los días por vecinos, gente que trabaja en los alrededores y turistas, que buscan en sus bancas un poco de descanso. Para llegar hasta la Plaza Zabala se pueden utilizar todos los ómnibus con destino Aduana y Ciudad Vieja.
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