La punta de la Península está regida por el Faro de Punta del Este, ubicado en el barrio antiguo del balneario. El faro es la construcción más antigua de la ciudad, edificado en 1858 en la Isla de Lobos y trasladado a la Península en 1860. Fue construido por Tomás Libarena con un material a base de cenizas volcánicas italianas, que ha permitido la excelente conservación de la obra a lo largo de los años.
Se instala en una zona alta de la Península, equidistante de las Playas Mansa y Brava. Su altura focal es de 44 metros, y hoy continúa en actividad emitiendo dos destellos cada ocho segundos. Para cumplir correctamente su función, alrededor del faro no hay edificios altos, solo casas tradicionales de una o dos plantas, lo que da a este barrio una fisonomía diferente a la del resto de la Península. Desde lo alto del Faro (tras subir 150 escalones) se observa perfectamente la Punta de la Salina y su pintoresco entorno. El Faro solo permite visitas el Día del Patrimonio, así que para subir a la torre se debe esperar hasta esta celebración de setiembre u octubre.
Aunque no se pueda ingresar al faro, verlo desde fuera (en el cruce de la Calle 2 de Febrero y Calle 5) es ya una experiencia que vale la pena. El predio donde se ubica la torre se denomina Plaza del Faro, que tiene en el centro una rosa de los vientos marcando los puntos cardinales. Frente están la Estación Meteorológica y la Iglesia de la Candelaria, completando un circuito histórico imperdible en la Península.